La colección fue nutrida por la comunidad a través de donaciones, en particular de los antropólogos Roberto Restrepo y Joel García. Está expuesta en el Archivo Histórico Fotográfico de Filandia, sin registro ni proceso museográfico alguno, pues las sucesivas administraciones han carecido de recursos para la salvaguarda de tales bienes de interés cultural. De todos modos, la institucionalidad local debe cumplir la normatividad patrimonial, con la creación y adecuación de estos espacios para el público, como lo estipulan la Ley 1185/ 2008 y el Decreto Reglamentario 833/ 2003: El patrimonio arqueológico debe ser salvaguardado, debe evitarse su deterioro y además implementar los mecanismos para su divulgación.
A diferencia de otros objetos del patrimonio material, las piezas arqueológicas, no requieren de declaratoria, pero sí de su registro ante el Instituto Colombiano de Antropología e Historia – ICANH. Ello no exime a los tenedores del BIC, de generar un documento de salvaguardia sobre ellos, como los Planes Especiales de Manejo y Salvaguarda – PEMP, de cualquier patrimonio material, situación que deriva necesariamente en un proceso curatorial.
Los ministerios de Cultura, de Comercio, Industria y Turismo, exaltan la necesidad de desarrollar inventarios turísticos y de patrimonio, material e inmaterial, pues de ello parte el progreso de la oferta cultural, mediante el fortalecimiento de museos locales, cadenas productivas tradicionales y ligadas al patrimonio cultural. El patrimonio arqueológico es parte de los espacios creativos y culturales, cobijados en el Decreto 697 de 2020.
Quindío, ha sido escenario de hallazgos arqueológicos, que forjaron una identidad cultural . Ello justifica la creación de un escenario de exhibición, que divulgue adecuadamente al público, esa parte desconocida de la historia regional.
Es necesario adecuar un espacio museal que garantice: la salvaguardia de la colección, su exhibición y promoción, con parámetros de difusión, dirigidos tanto a la población local, con énfasis en colectivos de carácter educativo, cultural, ambiental, comunitario y el sector turístico;con acciones encaminadas al enriquecimiento de la identidad del municipio.
En la propuesta, la adecuación museográfica, es sólo parte del proceso. Enfatizamos en ello, para reforzar lo arqueológico, el rasgo de identidad quindiana más auténtico y vulnerable, por la estimación histórica de la guaquería. Exhibir el patrimonio arqueológico educa, sustenta identidad y aprecio por lo propio, estimula la investigación, difunde la historia regional y fomenta el turismo calificado., El proyecto propuesto es un ejercicio de salvaguarda a través de un proceso curatorial sobre la colección arqueológica en manos de la Administración Municipal de Filandia, departamento de Quindío, que involucra: pautas de cuidado, registro, ubicación definitiva, puesta en valor, exposición y dinámicas de difusión de tal patrimonio.
Como puede verse, es amplio el abanico de acciones del proceso curatorial. De otro lado, de los 12 municipios quindianos, sólo faltan tres por registrar las colecciones arqueológicas en su poder y Filandia es uno de ellos y tal registro es solo el primer paso del proceso curatorial.
La colección comparte actualmente el espacio del Archivo Histórico Fotográfico Jorge Arango Gutiérrez, instituido por el acuerdo 003 de 2020, del Concejo Municipal, donde se exhibe de manera provisional y que la Administración Municipal de Filandia ha determinado, sea su destino definitivo.
El espíritu del lugar es la reunión de la memoria histórica local y la acción curatorial, suma el pasado prehispánico a este sitio. Ello contribuye en el mejoramiento y dinamización de un espacio de difusión patrimonial y turismo cultural, en beneficio de la población local y la creciente afluencia de turistas al municipio.
La propuesta está inscrita dentro de los proyectos de Economía Creativa, en la categoría de Artes y Patrimonio, sector de Patrimonio Cultural, Actividades y funcionamiento de museos, conservación de edificios y sitios históricos (CIIU 9102)., El alcance del proyecto es claro, sus objetivos coherentes con la propuesta, son específicos, medibles y alcanzables. Hay claridad sobre el problema identificado y su forma de abordarlo para mejorar la situación, de hecho legalizar la tenencia de la colección y la protección, puesta en valor y divulgación del patrimonio arqueológico.
Es oportuno que cuenten con el respaldo de la alcaldía, ya que ellos son los tenedores de la colección y quienes van a garantizar su sostenibilidad en el tiempo.
El proyecto está descrito de forma clara, completa y suficiente, pero presenta algunas imprecisiones respecto a términos empleados en la protección del patrimonio. En este caso, lo que plantea elaborar es una Manual para el correcto manejo de la colección, lo cual se encuentra inmerso dentro de la gestión de colecciones, en ningún caso corresponde a un PEMP – Plan Especial de Manejo y Protección, un PES – Plan Especial de Salvaguardia, ni a un PMA – Plan de Manejo Arqueológico. Dichas herramientas de gestión de bienes de interés cultural tienen otro alcance y objetivo.