La violencia en Colombia es uno de los fenómenos históricos cuyas dimensiones son indecibles, a causa de ello;las dinámicas sociales, culturales, políticas, económicas que produce y ha producido en el territorio se transforman de manera constante, afectando las trayectorias de vida de la población, en singular aquellas vidas vulnerables, las cuales se reducen a una nuda vida .
El fenómeno de la violencia, en especial para el contexto colombiano es audaz en su reproducción, por lo que históricamente ha logrado inscribirse en ámbitos privados (el hogar/la familia) y públicos (conflicto armado en el país), configurando relaciones sociales desiguales que vulneran la dignidad humana. Específicamente, en la cotidianidad se han legitimado mecanismos de violencia como resolución de conflictos, los cuales justifican un actuar violento dentro de la sociedad. Así las cosas, la tarea de abordar violencia, con el ánimo de reducir o contener es compleja, debido a las múltiples interacciones que la misma tiene dentro de la sociedad.
En el caso de la violencia basada en género, cuya situación actual en Colombia es preocupante;teorías sociales y culturales abogan por manifestar que la existencia de ciertos valores culturales legitima relaciones de poder violentas, en donde frecuentemente el hombre ejerce control sobre la mujer (Exposito, 2011).
Las representaciones sociales, respecto a género se encuentran basadas en figuraciones netamente biológicas, moldeando formas particulares de entender, actuar y ser. Dando forma, a un mundo binario, en donde las mujeres se reducen a la biología de la especie y los hombres a la cultura. Esta visión, constituye un punto de partida necesario para comprender las representaciones sociales que se han tejido históricamente y que en la actualidad operan para estimar las categorías de mujer y hombre (Viveros Vigoya, 2002, pág. 272).
De manera particular, en el caso de las mujeres, se han asignado roles que se constriñen a un espacio privado, en donde se establecen prácticas relacionadas exclusivamente al cuidado del hogar y los hijos. La reducción impetuosa de las mujeres con la sexualidad y corporalidad como ciclos únicamente reproductivos (Chaparro Medina, 2018, pág. 10), constituye dinámicas de roles aún más complejas que contribuyen al ejercicio de la violencia legitima. Debido a esto, se elabora una idea de inferioridad en la mujer respecto a lo masculino (en especial por creencias respecto a ciclo vitales cómo menstruación, embarazo, lactancia) (Delgadillo Guzmán, 2010, pág. 88) , estos modos de organización, establecen relaciones jerarquizadas en función del género, desencadenando la idea vehemente de poder y control sobre el cuerpo femenino.
Esta relación, se estructura bajo el precedente de fuerza, en donde el hombre es concebido culturalmente como dominador prescribiendo un rol asignado de comportamiento y formas de control. Para el dominado, legítimamente designado como la mujer se establecen normas y reglas que estructuran fronteras entre lo prohibido y permitido, la concepción de virtuosa o viciosa. Todo ello, en el marco de la cesión del cuerpo al servicio del hogar y del dominador, enunciando a toda aquella mujer que desafié esta forma de organización como viciosa (Delgadillo Guzmán, 2010, pág. 91).
En gratitud, a las múltiples mujeres que han luchado y entregado su vida en benevolencia de una metamorfosis de estas concepciones, en particular de la organización jerárquica basada en el sexo biológico, se ha logrado entender el género en un espectro más amplio, permitiendo a las mujeres vivir de manera libre, adoptando nuevos roles y formas de ser. No obstante, en la actualidad se siguen manifestando de manera arraigada concepciones de género que transgreden y afectan las trayectorias de vida de las mujeres, en especial el control de sus cuerpos.
En el contexto del país, se afirma que violencia basada en género en su mayoría afecta a las mujeres, las cuales afrontan condiciones materiales y sociales de inequidad que ocasionan una doble o triple discriminación, dejándolas así aún más desamparadas, forzándolas a atravesar por situaciones que violentan su humanidad.
Esta violencia, tiene consecuencias perjudiciales para quien la sufre, puesto que permea cada rincón de su ser tanto individual como colectivo, alterando la forma en que se relacionan consigo mismos y los otros. Los abusos físicos, psicológicos y económicos atraviesan fibras profundas, dejando heridas en la proyección de vida y el trayecto de la misma. En especial, de manera visible afecta la capacidad de reconocimiento y valoración de su corporalidad;la cual incluye aspectos como auto percepción, auto estima, confianza, comunicación, identificación y sexualidad.
Estos tratos abusivos, despojan la calidad de vida, la condición de humanidad y un buen vivir que todos los individuos deben gozar. Debido a las múltiples afectaciones, es necesario estimular acciones positivas que aporten en el proceso de reducción de violencia basada en género. En especial, de brindar la posibilidad a los individuos de sanar estos episodios crueles contra su humanidad.
Entre las herramientas para abordar este fenómeno, el arte se convierte en un vehículo fundamental para romper con los ciclos de violencia, discursos dicotómicos de género y es un medio para restablecer el tejido social. En principio, debido a la diversidad de técnicas como pintura, escultura, música, literatura, teatro, entre otros la expresión de emociones, sentimientos, preocupaciones, frustraciones se elabora de forma amable y respetuosa con las mujeres víctimas de violencia basada en género, ya que son ellas el ritmo del proceso, facilitando el camino para la redención.
Vergara Cundinamarca, es un territorio que ha sufrido desde la década de los 90´s una violencia sistemática por parte de los grupos armados, quienes en el año 2005 abandonaron el territorio. No obstante, el rastro de tales crímenes y dolencias han quedado inscritas en su comunidad. Estos tipos de violencia, no solo generadas debido al conflicto armado, sino a los modelos culturales y educativos que históricamente han constituido una configuración en el sistema- mundo. Todo ello, en suma, teje modelos, familias y sociedad con tendencias que propenden, en especial, la violencia de género e intrafamiliar. Esto se ve reflejado en especial para el año 2022, donde una mujer en el municipio es asesinada por su pareja sentimental de manera violenta. Sumado a ello, durante el año 2018 en una investigación realizada con la juventud del municipio, se logró determinar una construcción de los individuos compleja, debido a las múltiples falencias;no solo estructurales sino educativas en sus trayectorias, las cuales determinan sus decisiones respecto a la sexualidad, uso de violencia, consumo de sustancias desmedidas que requieren de manera urgente ser atendidas.
Referimos que, aunque el municipio no cuenta con un registro riguroso en cifras, respecto a la violencia intrafamiliar y de género, creemos que ninguna mujer o ser humano debe ser violentado de tal forma que pierda su vida o en cualquier dimensión de violencia. Sumado a ello, resaltamos que la juventud es el cambio para la construcción en un país. No obstante, esta juventud esta falta de soportes saludables para transitar sus trayectorias de vida, como se evidencio en tal investigación, en dónde, La mayoría de toma decisiones presentan una carencia de auto conocimiento, desarrollo de capacidades en auto estima, toma de decisiones, sexualidad y corporalidad. Por ello, revindicamos en este accionar una educación popular, mediante herramientas pedagógicas basadas en arte que aborden la temática de género y social tanto para la población en este caso de mujeres y jóvenes con el fin no solo de construir conocimiento valioso para el avance del país en la temática de brecha de género, sino también en potenciar habilidades que permitan el desarrollo de los individuos y la sociedad. Dar un paso, hacia la reconciliación de los cuerpos, de los humanos y del territorio es uno de los propósitos que brinda la posibilidad de crear nuevos contextos.
Pensando en estas condiciones, la falta de oportunidades, la carencia en el sistema de respuesta para la violencia (en sí, la misma violencia basada en género) y hasta los modelos educativos imperativos que no propenden a ver al ser humano de forma integral, se creó un proyecto educativo con enfoque de género que busca por medio de pedagogías artísticas dos objetivos principales;el primero educar respecto a la construcción del género, la violencia basada en género y como todo estas construcciones hacen parte del desarrollo, todo ello de acuerdo a las construcciones históricas y sociales del fenómeno.
El segundo, estimular un proceso de redención corporal para las mujeres de la comunidad, las cuales han sido víctimas a lo largo de su vida de VBG. Esto con el fin, de reducir o anular próximos eventos de violencia, generar justicia social e incitar procesos de sanación y reconocimiento de la corporalidad.
Por tanto, este proyecto busca particularmente el desarrollo de capacidades humanas, desde diversas esferas y cuestionando las consagradas formas de aprender, permiten a las personas desarrollar vidas saludables, actitudes reflexivas y vinculación con otros, con los espacios y el medio ambiente desde visiones amables y respetuosas. Es sobre ello, que su propuesta se enfoca en la educación, en donde se nutra la figura de ciudadanos del mundo, en donde la equidad es enfoque central, para que las personas puedan cultivar indiscriminadamente sus capacidades y funciones.
La educación de las emociones, consiste entonces en enseñar no solo conocimientos primarios para mejorar relaciones interpersonales, sino también de incitar la reflexión de las emociones y la relación con los comportamientos, las emociones de la sociedad, siendo en sí mismo un ejercicio educativo que se permite ser elemento de valoración de las emociones, cuestionamiento y transformación de las mismas (Nussbaum M. , 2012, pág. 202).
En concreto, este enfoque concibe a las personas como fin en sí misma, contando con las oportunidades disponibles que tiene para su crecimiento, en donde la libertad juega un rol central para elegir los caminos a tomar, paralelamente se toma en cuenta también las desigualdades sociales arraigas las cuales comprenden factores determinantes en estas decisiones. Revindicando la concepción de la sabiduría práctica, en donde los parámetros de la vida comunitarios se reconocen en la existencia humana, diversidad de valores, heterogeneidad del bien, el aporte de la emoción y de la imaginación al momento de elegir y buscar la forma de sentirse y llevar la vida. (Oyarzún, 2019, pág. 44) ., Generar procesos educativos populares, por medio del arte que permitan potenciar las trayectorias de vida de las mujeres rurales del municipio de Vergara Cundinamarca. Por un lado, se busca brindar conocimiento en diversas formas de realizar arte, así como también fortalecer las percepciones, sentimientos e ideas del ámbito sexual y afectivo en las mujeres rurales. En concreto, se busca realizar acciones afirmativas que contribuyen a la reducción de la violencia basada en género e intrafamiliar que actualmente la sociedad colombiana vive con desproporcionado vigor. Formando mujeres en capacidades artísticas y humanas que permitan el desarrollo social, económico, político, entre otros., Se evidencia un trabajo investigativo y metodológico juicioso y con fundamentos de experiencias anteriores que confirman que el arte es el medio adecuado para lograr los objetivos planteados. Hay un reconocimiento del territorio y se plantean acciones acordes a la población elegida. Realizaron de forma correcta los ajustes sugeridos en el cronograma y los soportes y entregables de cada actividad, de esta manera queda más clara la planeación de proyecto y se reconoce la viabilidad del desarrollo de la propuesta.