Partimos por entender que la música en general es una manifestación artística que da cuenta de los pensamientos, sentimientos, emociones y reflexiones de determinada persona o grupo de personas, que produce sentidos literales y simbólicos. Al existir menos espacios para la cultura underground, la invisibilización no sólo se genera hacia la música, sino hacia los sujetos que la producen y la entienden como un medio para transmitir manifestaciones sociales, políticas, religiosas, culturales, etc. La invisibilización del otro es uno de los centros problemáticos del conflicto, que este festival busca contrarrestar.
El Festival, desde su fundación en el año 2005 (años en los que la paz y la justica social no estaban de moda, y se imponía un discurso homogenizante de guerra total), ha tenido como eje transversal a todo su qué hacer, la consigna de “Un Grito por la Paz”, hilo conductor a partir del cual se desarrollan todos los componentes para su ejecución. Resistimos en el Estallido Social, nos vinculamos activamente y ayudamos a elegir al Gobierno del Cambio, y cómo escenario organizativo, queremos seguir apostándole a su proceso de consolidación, que también es el nuestro.